La llegada de Franco Colapinto a la Fórmula 1 no solo significó el regreso de un piloto argentino a la máxima categoría después de más de dos décadas. También desató un verdadero fenómeno mediático y digital que impacta en audiencias, redes sociales, motores de búsqueda y hasta en el turismo deportivo. Los números son tan contundentes que la propia FIA, equipos rivales y medios internacionales reconocen que se trata de un caso sin precedentes en la historia reciente del automovilismo.
En apenas un año, Colapinto pasó de ser una joven promesa a convertirse en una de las figuras más populares del paddock. Su cuenta de Instagram es una muestra clara: antes de su debut con Williams reunía poco más de 600.000 seguidores, y hoy supera los 3,7 millones, lo que representa un crecimiento superior al 500 %. El impacto no quedó allí: la propia escudería inglesa también experimentó una explosión digital, al pasar de 2,5 a 3,8 millones de seguidores en pocos meses, un incremento del 52 %. Algo similar ocurrió con Alpine, equipo al que se unió como piloto de reserva: tras el anuncio, la cuenta de la marca ganó 75.000 seguidores en un solo día y hoy ronda los 4,4 millones.
Las menciones en redes sociales confirman este fenómeno. En septiembre de 2024, Colapinto fue el piloto más mencionado a nivel mundial en X (antes Twitter), con 391.400 menciones, superando a nombres consagrados como Charles Leclerc (185.000) y Carlos Sainz (83.900). El fenómeno también se trasladó a Google: durante el Gran Premio de Brasil, las búsquedas relacionadas con su nombre crecieron un 600 % en Sudamérica. Ese mismo GP dejó otra cifra llamativa: las consultas para viajar a Interlagos aumentaron un 340 % entre los argentinos, un reflejo directo del “efecto Colapinto”.
En la Argentina, la F1 recuperó un protagonismo televisivo que no tenía desde los tiempos de Carlos Reutemann. Según mediciones de rating, la audiencia de las transmisiones creció un 62 % tras el debut del joven piloto, y carreras como la de Azerbaiyán duplicaron su público habitual. Este renovado interés también atrajo a las marcas: empresas como Globant y Mercado Libre se sumaron como sponsors de Williams, demostrando que Colapinto se transformó en un imán económico además de deportivo.
Sin embargo, este boom también mostró su costado oscuro. La pasión desbordada de algunos fanáticos generó episodios de acoso en redes hacia rivales como Yuki Tsunoda o Alex Albon, e incluso hacia Jack Doohan, ex piloto de Alpine, lo que obligó a la FIA y a los equipos a emitir comunicados pidiendo respeto. La propia comunidad digital de la F1 debate hoy sobre cómo equilibrar la pasión argentina con la convivencia en línea.
A pesar de estas tensiones, los números posicionan a Colapinto en un lugar privilegiado: con 4,6 millones de seguidores, ya figura en el top-10 mundial de pilotos más populares en redes sociales, cerca de Pierre Gasly y por encima de otros nombres consolidados. Además, en lo deportivo, fue galardonado con el premio “Overtake of the Year” por un sobrepaso a Fernando Alonso en el Gran Premio de Estados Unidos, elegido por votación masiva en redes sociales.
El fenómeno Colapinto es, en definitiva, mucho más que un regreso argentino a la Fórmula 1. Es un caso de estudio sobre cómo un deportista puede revitalizar una disciplina, multiplicar audiencias y modificar la economía de un deporte global a partir de la fuerza de su carisma y del poder de las redes sociales.
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